Flumetrina
Cuando en la década de 1970 comenzó a perfilarse la gran amenaza que constituía la varroa, los biólogos de Bayer reaccionaron rápidamente y se dedicaron a analizar principios activos ya existentes para comprobar su posible potencial para combatir a los ácaros. Hasta el día de hoy han seguido investigando sustancias muy prometedoras, en estrecha colaboración con expertos apícolas pertenecientes a instituciones independientes de investigación. «El mayor problema es que las abejas y los ácaros pertenecen a especies biológicamente bastante similares», explica Heine. «Tenemos que encontrar sustancias que sean capaces de matar a los ácaros con sólo pequeñas dosis, pero que no sean peligrosas para las abejas ni siquiera en dosis más altas.»Bayer tiene dos productos importantes para el control de Varroa, el pimero es el Coumaphos y el segundo producto importante pertenece al grupo de los piretroides, de uso muy extendido en fitosanidad. Se llama flumetrina, y su efecto sobre los ácaros se puede describir como inhibidor de la conducción de estímulos nerviosos. El producto se aplica en tiras de plástico denominadas Bayvarol®. A finales de verano, cuando las abejas ya no producen más miel, los apicultores cuelgan durante seis semanas las tiras en las colmenas. Cuando las abejas pisan las tiras, asimilan al mismo tiempo pequeñísimas cantidades de flumetrina, repartiéndola por toda la colonia mediante contacto corporal. Krieger explica: «Es muy importante que las tiras permanezcan colgadas entre cuatro y seis semanas, porque sólo de esa forma se garantiza también que quede eliminada la próxima generación de ácaros. Y es que la siguiente generación de ácaros tarda 14 días en salir».
En el caso de la flumetrina, el principio activo de Bayvarol®, la resistencia de los ácaros se ha convertido en un importante problema en diversos lugares. «El afortunado hecho de que nuestro producto resulte efectivo en cantidades mínimas también implica, por otro lado, un riesgo», explica Heine. Nos cuenta que la flumetrina ejerce una enorme presión selectiva sobre la varroa, y por eso a los parásitos resistentes les resulta más fácil imponerse. Por esa razón, Koeniger apela al sentido común de los apicultores para que empleen el producto de forma responsable, pues las alternativas reales a los principios activos de Bayer son escasas. El tratamiento con ácido fórmico, por ejemplo, aunque resulta efectivo, tiene el grave inconveniente de que la sustancia ha de estar a una temperatura adecuada (ni muy elevada ni muy baja), puesto que se corre el peligro de que la cantidad de veneno emitida sea insuficiente o excesiva. Así lo explica Heine: «Y en unos casos o bien no mueren los ácaros, o bien el producto puede llegar a debilitar directamente a la colonia de abejas.»
Con el fin de lograr controlar mejor el problema de la varroa, los investigadores están desarrollando nuevos conceptos de tratamiento globales. «Un aspecto vital del nuevo concepto es la alternancia de principios activos», explica el biólogo de Bayer, Krieger. Además de los principios activos clásicos, se prueban también el ácido fórmico, el ácido oxálico y el ácido láctico. Para estudiar las posibilidades efectivas de un programa con varios principios activos, hace varios años que Bayer HealthCare patrocina tests en los institutos de apicultura de las universidades de Hohenheim y de Friburgo. Los investigadores mantienen sometidos a vigilancia en la zona de la Alta Selva Negra algunas colmenas que están afectadas por ácaros de varroa resistentes a Bayvarol®, con objeto de determinar si la resistencia remite al cabo del tiempo, en caso de que no se siga aplicando la sustancia. Parece evidenciarse que las poblaciones de larvas resistentes pierden su inmunidad a la sustancia al cabo de unos tres años después de la última aplicación de piretroides en la colmena.
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